Cómo ayudar a tu hijo a superar una decepción: 5 consejos

Existen decepciones que, según su naturaleza o nivel de intensidad, no son fáciles de gestionar. Si a ti como adulto te cuesta gestionar en alguna ocasión una desilusión, imagina cómo puede impactar esta experiencia en la infancia o la adolescencia de tu hijo, puesto que no tiene los mismos recursos que tú. Aunque las causas de su desilusión puedan parecer menos relevantes desde el enfoque que aporta una edad más madura, las decepciones de la infancia describen vivencias y matices de dicha etapa vital. ¿Cómo puedes ayudar a tu hijo a superar una decepción?
1. Escucha con atención: muestra empatía
No minimices su realidad, no quites importancia a aquello que le ocurre. Escucha a tu hijo y obsérvale con atención. La decepción y la desilusión también se reflejan en el lenguaje no verbal. Es decir, pueden exteriorizarse a través de la mirada, el movimiento, la postura corporal, las expresiones faciales…
2. Dale tiempo
Asimilar una decepción es un proceso que, como cualquier otra experiencia que tiene una base emocional, requiere de tiempo. Y tu hijo tiene su propio ritmo. Por tanto, respeta su espacio y su ritmo emocional para superar lo ocurrido. Muestra tu acompañamiento de una forma respetuosa, cercana y asertiva desde el punto de vista emocional.
3. Comparte algún ejemplo o experiencia que pueda inspirarle
Aunque las causas de una decepción personal remiten a un caso concreto y específico, quizá recuerdes alguna decepción que dejó huella en ti durante la infancia o la adolescencia. En ese caso, puedes compartir con tu hijo qué ocurrió, cómo te sentiste, cómo evolucionó la situación y qué aprendiste a partir de la experiencia. Es decir, incluye la perspectiva del paso del tiempo.
4. Pon en valor el apoyo que ofrece la rutina
La decepción o la desilusión puede romper de forma inesperada con el ritmo del día. Quizá haya que hacer algún cambio para acompasar la rutina con las necesidades y la realidad del niño. Dicha flexibilidad es positiva, sin embargo, es recomendable seguir la rutina frecuente en la medida de lo posible. Cuando se produce una decepción o una desilusión, la rutina ofrece seguridad y armonía. Un rato de lectura, un tiempo de conversación en torno a la mesa o un espacio para el descanso pueden nutrir el ánimo en un momento en el que una situación o un hecho determinado ha causado dolor.
5. Confía en sus capacidades y habilidades
Tu presencia y tu apoyo pueden ayudarle a superar una decepción. Pero, aunque en tu interior sientas el deseo de protegerle ante el sufrimiento del mundo, no dramatices el alcance de la situación. Observa el lado positivo de ese desencanto que, como parte de la vida, le ayuda a desarrollar su propia resiliencia. En definitiva, tu hijo pone en práctica recursos y capacidades que le ayudan a avanzar.
Esta experiencia también te ayuda a conocer y comprender a tu hijo desde una perspectiva emocional. Y dicho conocimiento es esencial para personalizar el apoyo y el acompañamiento que le ofreces.
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