Enseñar a los niños a compartir (I)
Es alrededor de los dos años cuando debemos ir desterrando en nuestro niño ese sentimiento de propiedad que le impide compartir sus juguetes con los demás. Precisamente es a esa edad, más o menos, cuando sus relaciones personales se van ampliando y su círculo pasa de la total complicidad de su familia al resto del mundo que lo está esperando con un montón de escollos por superar.
A esta edad el niño no tiene límites. Lo suyo es suyo y de nadie más, además no entiende el concepto de préstamo con lo que si deja su cubo a otro niño en el parque es igual a haberlo perdido para siempre. Igualmente no conoce ciertas reglas de convivencia como es ponerse en el lugar del otro. Aunque pudiera parecer una actitud egoísta por su parte, sólo se trata de un proceso más dentro de su desarrollo.
Es ahora cuando debemos revestirnos de paciencia y empezar a enseñarle la importancia de compartir teniendo en cuenta que los sermones no le sirven para nada y sí esas situaciones cotidianas que podemos aprovechar para educarle. Estando en el parque, por ejemplo, podemos invitarle a compartir su pelota con otro niño: «tú la tienes mucho tiempo, ahora se la dejamos un rato a Juan». Dejamos que pase un tiempo prudencial y volvemos a hacer la operación contraria: «¿ves? ahora te toca a ti otra vez?»
Es importante que mediemos, de forma educada y ecuánime, en los conflictos que se presentan entre los niños, pero hay que llevar cuidado con ciertas aptitudes. Es importante que ellos vayan aprendiendo a resolver sus problemas solos, de igual modo que debemos respetar, hasta cierto punto, su deseo de no compartir. Existen ciertos objetos personales que nuestro niño no va a ceder nunca, sobre todo porque llevan en sí mismos una gran carga emocional, por lo tanto es normal que los defiendan con dientes y uñas.
Vía | Ser Padres
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