Lesiones medulares en la piscina

Lesiones medulares en la piscina

Escrito por: Belén    25 julio 2011     2 minutos

El 6.5 por ciento de las lesiones medulares irreversibles se producen por zambullidas imprudentes en piscinas y otras zonas de agua. La mayoría de los accidentes de este tipo que suelen provocar tetraplejia, ocurren en chicos de 15 a 25 años, educarles desde pequeños sobre como comportarse en las piscinas es tiempo bien invertido. Nadie dice que no se tiren al agua, pero hay que saber como hacerlo con seguridad. En las zonas como ríos, lagos o malecones en la playa, mejor bajar que tirarse, puede haber rocas, ramas u otros peligros escondidos.

Siempre hay que comprobar la profundidad de la piscina, como mínimo debería tener 1.5 metros. Si el niño no sabe tirarse de cabeza, no debe hacerlo sin la ayuda de un monitor. Si sabe, hay que recordarle que las manos entran siempre primero en el agua. Queda muy chulo entrar sin manos, pero así solo se consigue poner el cuello y la propia cabeza en riesgo. Además es recomendable hacer un primer salto de pie.

Los niños (y adultos) deben mirar siempre antes de tirarse al agua, un golpe sobre otro bañista puede causar lesiones en ambos. Si va a saltar de pie, debemos asegurarnos que es capaz de separse suficientemente del borde al caer, es decir, que salte hacia delante y no en vertical. Todos hemos sufrido alguna vez viendo a un pequeño girándose en mitad del salto y rozando el borde con la nuca. Además nunca se debe saltar de espaldas, ni desde los laterales de los trampolines, siempre desde el borde. Otras precauciones las tenemos más asumidas, porque el riesgo es más evidente, como la de no correr por la piscina. Y lógicamente la de no dejar nunca solos a los niños sin vigilancia.

Si nos limitamos a prohibir que hagan algunas cosas en cuanto crezcan y estén solos con los amigos probarán todo lo que no les dejamos hacer. Hay que tratar de explicarles y que comprendan lo que supone un golpe en la espalda, el cuello y la cabeza, para que tengan respeto y no miedo a los juegos en el agua.

Foto | Flickr-Ianus
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