Un NO a tiempo a los niños es una victoria
Nadie dijo que educar fuera fácil, mucho más a nuestros propios hijos. A pesar de las trastadas, las rebeliones, pataletas o disgustos, siempre existe ese punto de inflexión en el que nos dejamos seducir por su encanto, incluso aunque sepamos que caer de bruces en la permisividad absoluta no es nada beneficioso. Pero ¿dónde están los límites? ¿Cuándo empezamos a poner reglas?
Cada familia es un mundo y así instaura sus propias reglas, lo que para unos puede resultar una verdadera aberración, para otros es un hecho infantil sin más importancia. En cualquier caso debemos tener en cuenta que poner límites y normas es necesario para que nuestro hijo se desarrolle con normalidad, de hecho la mayoría de ellos alteran su comportamiento porque las están pidiendo a gritos. La primera palabra que van a entender es «NO», pero ¿sabes cuándo empiezan a entenderla?
Antes de cumplir el primer año ya entienden el NO
Según los datos recabados por los expertos, y teniendo en cuenta que cada niño lleva su propio desarrollo, es alrededor de los 8 meses cuando los bebés ya pueden ir entendiendo lo que significa una negativa. De todos modos, está demostrado que es, sobre los 12 o 13 meses, cuando son totalmente conscientes de ello.
La palabra «NO» no debe utilizarse de forma arbitraria y para otra cosa que no sea aquello que queramos corregir. Es importante que sea contundente, sin agresividad y lanzada de una forma tranquila. Incluso podemos acompañarla con un gesto o una expresión facial, para que al peque le resulte mucho más fácil entender el mensaje que queremos transmitirle, que no es otro que el de indicarle que aquello que va a hacer es peligroso o le pone en riesgo.
Los niños necesitan límites
Evidentemente si nuestro niño se empeña en algo, utilizará todas sus armas para conseguirlo. Ceder en ese momento puede ser dar marcha atrás en nuestro ideal de educación. Lo primero es tener claro cuáles son aquellas normas que, por nada, quieres saltarte y seguirlas sin ningún tipo de duda, y después armarte de comprensión y muchísima paciencia, no pretendas que la cumpla a la primera porque tendrás que repetirla en bastantes ocasiones.
Pero ¿por qué los niños necesitan que les pongan límites? La respuesta es bien sencilla: las normas y límites les aportan seguridad y tranquilidad, así sabrán qué cosas están bien o mal hechas, o cuáles les pueden provocar daño. De hecho, como ya decíamos, algunos de los malos comportamientos que tienen los bebés, se deben a que están llamando la atención para que les pongamos esos límites que tanto necesitan para su desarrollo.
La familia debe hacer piña para poner esas normas
Todos debes contribuir para poner las normas o límites en la crianza de los bebés. Si hemos decidido que hay que negarle las chuches o no permitirle que muerda, todos debemos estar de acuerdo y reprenderle cada vez que lo haga. Si empezamos a dudar y mamá le riñe, pero papá se lo deja hacer, entonces le estamos armando un lío monumental y, posiblemente, acabe desconcertándose.
Fotos | Bekia padres y El espacio del bebé
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