
Cierto es que, en la gran mayoría de las ocasiones, comemos más con los ojos que con el propio paladar. Dedicar unos minutos a realizar una buena presentación culinaria nos puede salvar de algunos pequeños fallos que podamos cometer en la propia cocción. Además para los niños es el recurso más recurrente para que coman alimentos que, a priori, obtienen una contundente negativa. Frutas y verduras son las que se llevan la palma de rechazos infantiles por eso es necesario aprender a disfrazarlas un poco, verás como así la cosa cambia.
Ya que disfrazamos a nuestros niños con motivo de Halloween, bien para el cole o para una fiesta con sus amigos, podemos aprovechar para decorar la casa y cocinarles algo especial que tenga que ver con el tema. Podemos pedirles ayuda o hacerlo sin que lo sepan para darles una sorpresa, en cualquier caso les encantará. La receta de hoy es larga y un poquito entretenida, pero no necesita horno y es fácil.