El cambio de hora afecta a la salud de los niños

El cambio de hora afecta a la salud de los niños

Escrito por: Mónica M. Bernardo    31 octubre 2010     2 minutos

En la madrugada del domingo, 31 de octubre, habrá que retrasar una hora todos los relojes. Un cambio que obedece a la necesidad de ahorrar en energía lumínica. Los expertos calculan que el ahorro alcanza un cinco por ciento. Sin embargo, las consecuencias de este cambio produce también un desfase en los hábitos diarios de las personas, incluidos los niños a los que hay veces que nos olvidamos que les afectan las cosas tanto o más que a los adultos.

Y es que estamos hablando de una hora que nos restará de hacer muchas actividades al aire libre con los niños, tan necesarias para ellos a diario. Con el nuevo horario tendremos menos ocasiones de hacer deporte en la calle, dar un paseo o jugar un ratito más en el parque. Todo ello porque aunque amanece antes y hay luz antes, también la noche llegará una hora antes.

Ahondando en el tema, está científicamente comprobado que en ausencia de luz, se segrega melanina, una hormona que nos lleva a la relajación y al sueño. Por tanto se alteran los ritmos circadianos, es el mismo proceso que el jet lag cuando hacemos viajes transoceánicos aunque a menor escala.

En declaraciones del profesor Mayer Hillman, profesor emérito de la Universidad de Westminster (Reino Unido), en el British Medical Journal: «Los estudios muestran que la gente es más feliz, más enérgica y menos propensa a enfermar en los días largos y luminosos de verano, mientras que su humor tiende a rebajarse -y los estados de ansiedad y depresión a intensificarse- durante los días más cortos y grises del invierno».

Este experto asegura que ha comprobado personalmente como si no hiciéramos ese cambio en el reloj conseguiríamos incrementar significativamente el tiempo disponible para actividades al aire libre tan beneficiosas para todos, en especial para los chavales. Según su cálculo, serían unas 200 horas más para los niños en función de los horarios de cada familia.

Hillman lamenta que «el efecto positivo que tendría aumentar de esta forma las horas de día disponibles para promover la salud y el bienestar haya sido sistemáticamente pasado por alto».

Y es que ayudar al invierno a entrar en nuestras vidas antes de que realmente llegue ayuda a prosperar los estados depresivos. Además, en personas susceptibles de caer en este estado se puede dar el trastorno afectivo estacional, más conocido como la depresión de invierno. Una dolencia que también afecta a los menores.

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