
Aún faltan unos días para que acaben las vacaciones e invierno (en unas Comunidades los niños regresarán a las aulas el día 7, en otras el 11), pero es muy probable que no hayáis prestado atención a la alimentación durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Y cuando digo ‘no prestar atención’ me refiero a que son celebraciones en las que el equilibrio energético brilla por su ausencia, y se nota sobre todo en un aumento de la ingesta de azúcares (también en las proteínas y grasas).
Cuando llega una invitación de boda a casa se abren muchos frentes a la vez. A no ser que se trate de alguien especialmente cercano o que estemos implicados de lleno, son tantas las interrogantes que se nos agolpan que si no lo controlamos somos capaces de caer en un tremendo agotamiento mental. Uno de ellos es la vestimenta que vamos a lucir.
Os podría contar que aunque mañana celebramos la noche de San Juan, y en ocasiones la relacionamos con ‘la más larga del año’, el solsticio de verano se celebraba justo ayer, marcando así el comienzo de una nueva estación que durará 93 días. También puede que quisiera deciros que el origen de la celebración que en cuestión de 24 horas estaremos a punto de vivir, es pagano y se vincula con muchas tradiciones de diferentes culturas en todo el mundo.
Estamos en época de fin de curso y en la mayoría de colegios los profesores preparan fiestas infantiles con las que despedir todo un año repleto de aventuras, obligaciones y, también, encuentros entre las familias. Bailes con los últimos éxitos discográficos, pequeñas obras teatrales imitando a los clásicos o divertidos juegos deportivos en los que mezclar habilidades físicas y emotivas, son sólo algunos de esos espectáculos especiales que nos ofrecen nuestros niños llegadas estas fechas.
Para los católicos el día de la Primera Comunión resulta ser uno de los más especiales para los niños, es por ello que debemos prepararles una fiesta que, sobre todo, esté a su altura y les sirva para disfrutar de un día mágico e inolvidable. Suele suceder que, en muchas ocasiones, pensamos en nuestros gustos y nos olvidamos de ellos, así que aquí te voy a dejar algunos trucos que te servirán para elegir los detalles de ese día sin demasiados quebraderos de cabeza.
¿Qué sería de la vida sin diversión? Del mismo modo que necesitamos aprender las normas básicas de convivencia o alimentarnos de forma variada y equilibrada, también nuestras emociones necesitan ser tratadas y mimadas, dejando que vuelen libres y ofreciéndoles mil caminos por los que expresarse. A través del juego, de las reuniones con familiares y amigos o de las distintas celebraciones que se nos van presentando a lo largo de la vida, nuestro niño ha de aprender, desde muy pequeño, la importancia de sentirse protegido, alegre y parte de una comunidad que celebra, cada día, la alegría de vivir.
La Primera Comunión sigue siendo una fiesta muy especial para los católicos que intentan hacer, para sus niños, un día distinto y lleno de sorpresas. Tanto la preparación de sus regalos, su vestimenta o los recordatorios que dejarán constancia de ese importante día, está cuidado con el mayor detenimiento para que quede todo grabado en la memoria del niño como un acontecimiento inolvidable.
El día del Padre es un momento muy emotivo. Una festividad que forma parte de la tradición cultural de nuestro país. Sin duda, el 19 de marzo es una ocasión especial para aprender a expresar sentimientos, decir, te quiero y dar las gracias. En este día, los padres son los homenajeados, sin embargo, la realidad es que no todos los niños podrán abrazar en este día a su papá. Algunos niños perdieron a su padre a una edad muy temprana como consecuencia de una enfermedad, un accidente de tráfico u otro tipo de motivos. En este caso, la realidad es que la pérdida de un familiar cercano en la infancia, en concreto, la pérdida de una madre o un padre puede provocar carencias afectivas y heridas que perduran incluso en la edad adulta. El motivo es evidente y es que la ausencia de un amor tan fuerte e importante puede dejar una huella que por supuesto, se supera, o al menos, se aprende a convivir con ella. Con ese vacío que surge en momentos importantes de la vida cuando nace la nostalgia.