Los libros infantiles son, sin duda, uno de los mejores juguetes y objetos de diversión que podemos ofrecer a nuestros niños. Por eso nos gusta acercarnos a ellos con esa inocencia y frescura que nos ofrecen esos primeros años. Dejarnos llevar por las historias sencillas, aunque también reflexivas, son una de nuestras aficiones favoritas.
Mañana día 21 de marzo se celebra en todo el mundo el Día de la Poesía. La poesía es uno de esos géneros literarios capaz de conectar con nuestro corazón y nuestra alma, pero quizás no es tan popular como debiera. Los lectores prefieren quedarse con la ficción de las novelas, los cuentos y los relatos, obviando que los poemas pueden ser las llaves perfectas para conectar con nuestro mundo interior.
Los libros infantiles, además de ser una diversión estupenda para los niños e ir introduciéndoles en el mundo de las letras, también nos pueden servir para tratar temas un tanto "espinosos" en torno a su desarrollo. Hablar de ciertos temas puede resultar un tanto complicado, sobre todo porque debemos ponernos a su nivel, utilizar palabras que puedan entender y hacerlo de forma que no les causemos más confusión de la que ya, de por sí, se tiene.
La época estival puede ser perfecta para animar a los niños a acercarse al mundo de los libros. Más allá de los que tienen a mano durante el resto del año, y en la escuela, también hemos de escoger algunos que les ayuden a divertirse, encontrar nuevos valores o información sobre su día a día y esos hechos "inexplicables" que no sabemos muy bien como esclarecerlos. Los miedos, las diferencias o los recovecos de la imaginación pueden ser solucionados de una manera sencilla y muy divertida: a través de las historias que nos ofrecen los libros.
El verano, con sus vacaciones, puede ser un momento ideal para que los niños se diviertan y, al mismo tiempo, sigan fomentando esas otras necesidades de educación y comprensión que no descansan durante su crecimiento, sea cual sea la época. Aunque tengamos más tiempo libre, los niños deben seguir fomentando esos valores que les van a acompañar a lo largo de toda su vida: el respeto, la empatía, la tolerancia.
El verano, con sus vacaciones, puede resultar una época muy especial para que los niños se internen en el maravilloso mundo de los libros. Es importante que les animemos a realizar tareas que, además de ser divertidas, también impliquen una pequeña dosis de educación y reflexión. A través de las divertidas historias que nos narran los libros, los niños pueden entrar en contacto con valores tan fundamentales como el respeto, la familia o la autoestima.
El verano puede ser un momento ideal para alentar a los niños a que se aficionen al mundo de la lectura. Ese tiempo de ocio, en el que van a encontrar momentos para divertirse en múltiples facetas, también puede resultar muy beneficioso en su educación, si sabemos combinar estas dos facetas con la medida justa.