Juegos de siempre para jugar en la calle: Pies quietos
Las tardes empiezan a ser más cortas y la lluvia amenaza un día sí y otro también, pero aún es agradable estar en el parque jugando con los amigos. Continuamos, por tanto, recordando alguno de los juegos tradicionales, a los que casi todos hemos jugado y que ya es dificil ver en las calles, Pies quietos. Sólo es necesaria una pelota, un grupo de niños y un espacio amplio.
Como en casi todos los juegos, lo primero es escoger al que «se la queda» y delimitar la zona de juego. Tendrá que ser suficiente para que todos los niños tengan algo de espacio para correr. El que se la liga lleva el balón y se pone en el centro o enfrentado a sus compañeros. Lanza la pelota al aire mientras nombra a otro de los niños. Este la recoge lo más rápido posible mientras el resto de niños sale corriendo. Cuando el nombrado tiene el balón grita ¡Pies quietos! y los demás deben quedarse parados donde están.
El niño que tiene el balón señala a un compañero y da tres pasos grandes en su dirección. Le lanza la pelota intentando darle y que no pueda cogerla. Si hace diana, si da al jugador nombrado, éste quedará eliminado. Si el jugador consigue coger el balón, el eliminado es el lanzador. El que quede de los dos, tendrá que recoger la pelota y volver a gritar ¡Pies quietos! para empezar de nuevo. Al final sólo puede quedar uno. También se puede jugar sin eliminaciones, penalizando al que pierda con ser quien lance de nuevo el balón.
Los beneficios de este juego son obvios, además de ser divertido y social por ser grupal, los niños harán ejercicio.
Foto | Cosas de Andalucía
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