La dislexia en la infancia

La dislexia en la infancia

Escrito por: Sacra    1 enero 2010     2 minutos

Aprender a leer y a escribir no es tarea fácil. Para que se produzca con un desarrollo normal, el niño debe recibir estímulos, desde muy temprana edad, que le orienten hacia ciertas capacidades donde la maduración neurológica como sus capacidades intelectuales y psicológicas juega un gran papel. Pero también puede suceder que niños con una capacidad intelectual media o, incluso, superior, se encuentren con dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Uno de los principales trastornos es la dislexia y que se caracteriza porque el niño tiene problemas para generar e interpretar el lenguaje escrito. Algunas causas que pueden ser el origen de este problema son: neurológicas (que la parte del cerebro que controla la percepción del lenguaje tenga alguna dificultad o que presente algún retraso motriz, visual o auditivo) o cognitivas (el niño no ha adquirido una base educativa que le ayude a fortalecer su pensamiento, presentando déficit de memoria o verbal, de este modo su aprendizaje es más lento).

No siempre es fácil detectar que nuestro niño puede padecer este trastorno, por lo tanto os vamos a dar unas señales básicas que os pueden ayudar a comprobarlo.

  • Edad preescolar. Retraso en aprender a hablar o a caminar. Confusión en las palabras cuya pronunciación es parecida. Dificultad para aprender series de cosas (colores, días de la semana, números…) Problemas para orientarse en el espacio o las direcciones. Que exista un pariente cercano con este problema.
  • Entre los 5 y los 9 años. Dificultad para aprender a leer y escribir. Problemas para distinguir la derecha y la izquierda. Escribir números y letras en efecto espejo (cambiar la p por q, por ejemplo). Escasa atención. Problemas de comportamiento debido a su frustración.
  • Entre los 9 y los 12 años. Problemas de comprensión oral y escrita y, también, con la lectura. Escribir omitiendo letras o cambiándolas de lugar (también en sílabas o palabras completas). Dificultad para copiar lo que el profesor pone en la pizarra. Falta de atención, comportamiento inmaduro o conductas inapropiadas. Escasa organización y problemas para crear hábitos, tanto en la escuela como en casa.

Si percibes que tu niño puede padecer este tipo de irregularidad, debes dedicarle tiempo y paciencia. Evita ser demasiado exigente pero no caigas en la sobreprotección e intenta introducir el hábito de la lectura en su tiempo libre. El diálogo con su profesor te va a ser de gran ayuda ya que la detección precoz os ayudará a compensar esa dificultad. Y, por supuesto, consulta con un especialista, un psicopedagogo te ayudará a seguir una serie de pautas para remontar esta dificultad.

Vía | Con mis Hijos